La tradicional celebración de “Utiel, 250 años a la luz de los cirios” se ha vivido este fin de semana con una carga emocional sin precedentes, marcada por la reciente DANA que azotó la localidad.
Una tradición que ilumina el alma de Utiel
Cuando cae la noche y las calles de Utiel se encienden con miles de cirios, la magia toma forma. Pero este año, esa luz ha significado mucho más. La edición 2025 del evento “Utiel, 250 años a la luz de los cirios” ha estado profundamente marcada por la reciente DANA que dejó importantes daños en diversos barrios del municipio. La herida aún abierta en el corazón de la localidad no ha impedido que la ciudadanía volviera a reunirse en torno a su tradición más entrañable, esta vez con un fuerte componente de homenaje y esperanza.
El primer cirio, encendido por y para los valientes
La noche del sábado, el alcalde Ricardo Gabaldón dio inicio a la ceremonia encendiendo el primer cirio. No lo hizo solo. Estuvo rodeado de vecinos de los barrios más afectados y representantes de los cuerpos y colectivos que prestaron ayuda tras la tormenta. Fue un gesto simbólico, cargado de emoción. “Utiel necesitaba volver a creer en su magia, y hoy lo ha conseguido”, expresó Gabaldón visiblemente conmovido.
El acto se convirtió en una oda a la resiliencia, uniendo a toda la comunidad en un mensaje compartido: “la luz vuelve a Utiel, y esta vez brilla más fuerte por todo lo que hemos superado juntos”.
Tres días de actividades para renacer
El evento arrancó el viernes con la IX Fira d’Artesania i Alimentació Tradicional, que llenó el casco histórico de aromas, sabores y tradición. Los visitantes recorrieron los puestos entre faroles encendidos, descubriendo productos de la zona, dulces típicos, embutidos, cerámicas y trabajos en madera elaborados por artesanos locales.
La programación ha sido variada y pensada para todos los públicos: exposiciones de arte, talleres infantiles, exhibiciones deportivas, pasacalles musicales, teatro al aire libre, magia y un sinfín de actividades desarrolladas por asociaciones y artistas utielanos. “Queríamos que la gente volviera a sonreír, y lo hemos logrado”, comentaba una voluntaria mientras repartía velas entre los asistentes.
Emoción en cada rincón de la ciudad
La estampa de la plaza del Ayuntamiento, iluminada con miles de cirios, fue sencillamente inolvidable. Familias enteras se sentaron en el suelo para contemplar el espectáculo de luces y sonidos mientras los balcones se llenaban de adornos tradicionales.
Uno de los momentos más conmovedores se vivió en la calle del Raval, una de las zonas más afectadas por las inundaciones. Allí, los vecinos organizaron su propio encendido simbólico. “Nos hemos ayudado entre todos, y ahora volvemos a celebrar juntos”, explicaba Carmen, una residente que tuvo que abandonar su casa durante la tormenta.
Una edición con el alma a flor de piel
Desde el consistorio se ha resaltado el carácter especial de esta edición, que ha sido posible “gracias al esfuerzo colectivo y a la voluntad inquebrantable de una ciudadanía ejemplar”. Según fuentes municipales, se han redoblado los esfuerzos en organización y seguridad para garantizar que todos los actos se desarrollaran con normalidad, pese a los estragos recientes.
En palabras del propio Gabaldón: “Esta fiesta es nuestra forma de mirar al futuro sin olvidar lo que hemos pasado. Encender un cirio este año ha sido un acto de memoria, pero también de esperanza”.
Conclusión: la luz que no se apaga
Utiel ha vuelto a brillar con fuerza en medio de la oscuridad. Este año, más que nunca, los cirios no solo han decorado calles y balcones, sino que han iluminado corazones. La tradición ha servido como catalizador emocional para una comunidad que ha vivido momentos muy duros, pero que ha sabido transformar la adversidad en unidad, y el dolor en belleza.
¿Y tú? ¿Has vivido alguna vez esta mágica celebración? Cuéntanos tu experiencia y comparte la luz de Utiel.