Teresa Gómez Rubio: La otra envenenadora de Valencia

mayo 23, 2024
3 mins read
Garrote Vil, 1894. Found in the collection of Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof?a, Madrid.Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images)

Una historia de veneno, miedo y traición

El título de «la envenenadora de Valencia» se asocia principalmente con Pilar Prades, pero esta denominación ha eclipsado la memoria de su predecesora, Teresa Gómez Rubio. Teresa, nacida en 1911 en Valencia, pasó a la historia por una serie de asesinatos cometidos en la década de 1940 que, al igual que los de Pilar, dejaron una marca indeleble en la historia criminal española. Este artículo examina los detalles de su vida, sus crímenes y el juicio que culminó en su ejecución.

Orígenes y contexto

Teresa Gómez Rubio nació en una familia modesta en Valencia. Desde joven, su vida estuvo marcada por la lucha y la necesidad. En 1931, con la llegada de la República, Teresa y su novio, un hombre que luchó en el bando republicano durante la Guerra Civil Española, celebraron el nacimiento de su hija. Sin embargo, tras la guerra, su novio fue encarcelado en la prisión de Porta-Coeli, acusado de delitos políticos y posiblemente criminales.

En 1931, Teresa comenzó a trabajar en casa de los señores de Romaní, en la calle Cirilo Amorós, 46, de Valencia. Allí vivían también los descendientes del abogado Amorós. Teresa era una empleada eficiente, pero su vida tomó un giro oscuro cuando decidió ayudar a su novio robando a sus empleadores. Este acto la llevó a un camino de crimen que culminaría en varios asesinatos.

El inicio del crimen

En 1940, después de años de servicio, Teresa decidió robar a los Romaní para ayudar a su novio. Su primer robo fue de mil pesetas, seguido de otro de 6400 pesetas. Las sospechas recayeron rápidamente sobre ella debido a las discusiones con sus compañeras de trabajo y su miedo a ser delatada.

El temor de ser descubierta llevó a Teresa a su primer asesinato. Teresa Domènech, una de sus compañeras, fue la primera víctima. Teresa Gómez le ofreció una taza de café con insecticida diluido en él. Teresa Domènech cayó enferma inmediatamente y murió al día siguiente tras consumir más veneno en un vaso de leche que le sirvió su compañera.

El envenenamiento sistemático

La casa de los Romaní tenía cuatro empleadas domésticas. Tras la muerte de Teresa Domènech, Teresa Gómez se centró en Isabel Leonarte Barrachina, otra empleada. En octubre de 1940, Isabel también consumió una taza de café con leche envenenada por Teresa y murió poco después.

El 8 de diciembre, una familiar de los Romaní que estaba de visita pidió a Teresa una taza de café. Teresa no dudó en añadir el veneno. La invitada no mostró síntomas hasta tres días después. Aunque se recuperó inicialmente, una segunda dosis de veneno en una taza de té resultó fatal y murió quince días después.

El descubrimiento y la detención

El envenenamiento sistemático de Teresa continuó con Consuelo Domènech, hermana de su primera víctima. Sin embargo, Consuelo fue salvada a tiempo y pudo testificar contra Teresa. La policía detuvo a Teresa el 20 de febrero de 1941. Aunque inicialmente negó los crímenes y solo admitió los robos, las pruebas eran abrumadoras. En sus pertenencias se encontró un frasco de insecticida, Diluvión, utilizado para los envenenamientos.

El juicio y la condena

El juicio de Teresa Gómez Rubio fue uno de los más notorios de la época. La fiscalía la acusó de cinco asesinatos, dos intentos de asesinato y un robo. El juicio concluyó con una condena de 142 años de prisión y el pago de 164,750 pesetas en indemnizaciones a las familias de las víctimas. Teresa apeló la sentencia al Tribunal Supremo, que aumentó su condena a la pena capital.

Ejecución y legado

La ejecución de Teresa Gómez Rubio se llevó a cabo catorce años después de los crímenes, en 1954. El verdugo, Antonio López Sierra, quien también ejecutaría a Pilar Prades, fue el encargado de aplicar el garrote vil. Teresa se convirtió así en una de las últimas mujeres ejecutadas en España. Su historia inspiró más tarde a Luis García Berlanga para su película «El verdugo».

Conclusión

Teresa Gómez Rubio, al igual que Pilar Prades, dejó una huella imborrable en la historia criminal de Valencia. Sus crímenes, motivados por el miedo y la desesperación, culminaron en una serie de envenenamientos que sacudieron a la sociedad de la época. La vida y los actos de Teresa sirven como un oscuro recordatorio de los extremos a los que puede llegar una persona en situaciones desesperadas.

Biografía:

Veneno de mujer José de Cora, ‎Óscar Soriano · 2021
Els afusellaments al País Valencià (1938-1956) – Página 395
Envenenadoras: la crónica negra de los 40 casos más célebres Marisol Donis · 2002 · ‎
El cost humà de la repressió al País Valencià (1936-1956
Jurisprudencia criminal – Volumen 20 – Página 57 Tribunal Supremo · 1954 ·

¿Qué opinas sobre la historia de Teresa Gómez Rubio? ¿Crees que su vida y crímenes han sido olvidados injustamente en comparación con otros casos similares?

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Previous Story

Museo del Naipe de Oropesa del Mar: Un Viaje Fascinante a Través del Mundo de las Cartas

Next Story

Pilar Prades Santamaría: La envenenadora de Valencia

Latest from Blog