Mujer de gran belleza que encandiló al monarca a temprana edad.
De origen navarro, Teresa Gil de Vidaure era hija del noble Juan de Vidaure y hermana de Pedro Gil. Narran que era mujer de una gran belleza de la que quedó encandilado el monarca aragonés a temprana edad.
Teresa Gil de Vidaure. Navarra, p. m. s. XIII – La Zaidía (Valencia), 15.VII.1285. Reina consorte de Aragón, esposa de Jaime I el Conquistador (repudiada por el Rey), monja cisterciense y fundadora del Monasterio de la Zaidía, mística.
Descendiente de una noble familia navarra, sus padres, cuando todavía era muy joven, la casaron con el noble caballero Santos Pérez de Losada, que falleció a los dos años de estar casados. Obtuvo la atención del rey Jaime el Conquistador, quien al parecer le dio palabra de matrimonio, que en aquellos tiempos se consideraba verdadero contrato matrimonial. Este monarca se había casado con Leonor de Castilla en 1221, matrimonio declarado nulo a causa de próximo parentesco que les unía, por no haber obtenido antes la dispensa necesaria. En septiembre de 1235, contrajo nuevas nupcias con Violante, hija del Rey de Hungría con la cual convivió hasta la muerte de ella hacia fines de 1251. Aparece luego en escena Teresa de Vidaure, no se sabe a ciencia cierta si a la muerte de Violante o antes de casarse el Rey con ella.
La insistencia y los cortejos del rey Jaume I eran tales que Teresa Gil, de profundas convicciones religiosas y de gran carácter, le conminó a manifestar ante un testigo la promesa de matrimonio. La promesa se hizo pero el rey no la cumplió, casándose al poco tiempo con Violante de Hungría. Eso ocurría en diciembre de 1235.
Algunos documentos indican que, a pesar de esta circunstancia, Teresa Gil siguió manteniendo algún tipo de relación con Jaume mientras éste estuvo casado con la reina Violante, que fallecería en 1251.
Esta circunstancia provocó un conflicto con su confesor, el obispo Berenguer de Castellbisbal, que informó a Roma de las relaciones extramaritales que el monarca mantenía con Teresa Gil de Vidaura y que provocó la orden de cortale la lengua.
Muerta la reina, Jaume y Teresa, viuda de don Sancho Pérez de Lodosa, rehacen la relación hasta convertirla en un auténtico matrimonio social no consagrado por la iglesia. En 1255 Jaume, mediante documento público, le otorga el castillo de Jérica. Dos años después le daría las villas de Llíria, Andilla y Altura. De su relación nacieron dos hijos, Jaime de Jérica, el primogénito, y Pedro de Ayerbe.
Sin embargo, la agitada vida amorosa de Jaume hizo que hacia los primeros años de la década 1260 abandonase a su mujer con el pretexto de que ésta había contraído la lepra. Teresa Gil reclamó ante las instancias vaticanas la defensa de su matrimonio con la prueba de la promesa hecha por el rey en su día. Pero su valedor y testigo del juramento había fallecido por entonces, por lo que no pudo ser probado.
Vidaura, Vidaurre o Bidaurre, los historiadores discrepan sobre su apellido y las fechas exactas de sus amores con Jaume, pero coinciden en que gozó del
estatus de reina y mujer de hecho de un monarca que, al margen de sus matrimonios con Leonor de Castilla y Violant de Hungría, protagonizó numerosos
lances amorosos, perdonados por sus coetáneos porque «la falta era menor en un rey tan hermoso y gentil que todas las damas giraban los ojos hacia él»,
según un cronista del XV.
Teresa denunció ante Roma la boda regia con Violant alegando que Jaume le había prometido matrimonio, pero el litigio solo prosperó tras morir la reina, en
1251, y distanciarse el Vaticano y la Corona aragonesa. El Papa insta entonces a retomar la relación, que se estabiliza y aporta dos hijos, Jaume y Pere, coincidiendo con los regalos del importante castillo de Jérica, las villas de Bejís, Llíria, Altura, unas antiguas mansiones de los reyes moros Lobo y Zayyan o el llano de la Zaidia, entonces una gran explanada frente a las actuales torres de Serranos.
La propia intervención papal o los sustanciosos regalos corroboran el lugar privilegiado que ocupó, pero no evitaron que el rey la sustituyera por Berenguela Alfonso e intentara justificarse ante Roma con excusas tan peregrinas y falsas como que Teresa tenía la lepra.
El papa Clemente IV resolvió el caso indicando que aunque no había sido un verdadero matrimonio, se había iniciado, sin embargo, “para hacerse verdadero y consumado por la unión carnal».
El Rey y Teresa vivieron juntos desde 1254 hasta diez años más tarde, durante los cuales él le confiaba parte de sus negocios. Mas a partir de 1265 comenzó el Rey a distanciarse, y ella decidió entrar en un monasterio. Tomó un palacio que el Rey había otorgado a su hijo primogénito el 9 de abril de 1260, próximo a la ciudad de Valencia, a la izquierda del río Turia y juzgándolo sitio adecuado, Teresa y su hijo hicieron donación del mismo al abad y monjes de Poblet para que en él se llevara a cabo un monasterio de religiosas cistercienses. Finalmente fue el abad de Benifaçá, filial de Poblet, el que lo llevó a cabo. Se hicieron las escrituras de donación y entrega del lugar a comienzos de 1265, se obtuvo licencia del ordinario del lugar al año siguiente, y la de la Orden en el capítulo general de 1268.
Un nuevo amor, el de Berenguela Alfonso, hija del infante Alfonso de Castilla, había desplazado a la noble Teresa del corazón del rey. Teresa Gil se instaló finalmente en el monasterio de la Zaydía de Valencia, fundado por ella misma, lugar en el que llevó una vida de recogimiento hasta su fallecimiento el 15 de julio de 1288.
Teresa fue enterrada en el mismo monasterio de La Saidia, por lo que sus restos mortales comenzaron otra historia, igual de emocionante que su vida como mujer «velada» de todo un rey de Aragón, más tarde rechazada debido a la lepra. Es la historia desconocida que el investigador alicantino José Rico de Estasén contó en la revista madrileña Mundo Gráfico hace unas nueve décadas, en las tardes de la Guerra Civil, en abril de 1936.
En concreto, en 1517,más de dos siglos después de su muerte, una inundación del Turia desenterró del pavimento de la iglesia del monasterio su cuerpo, que apareció incorrupto,momificado, como se puede ver en las imágenes adjuntas. En consecuencia, se decidió introducirlo en una tumba de mármol y aún así en 1665,cuando se extrajo con el fin de agradecer su milagrosa intercesión por una abadesa que estaba a punto de morir, los restos continuaron incorruptos y se decidió vestirlos con un nuevo hábito cisterciense y trasladarlos a un arco de madera y terciopelo,con un lado de cristal, que se colocó cerca del altar, para que los fieles pudieran verlos a través de las rejillas de la valla. Las monjas, por lo tanto, la trataron prácticamente como una santa, de una manera de alguna manera similar a lo que sucedió con la figura de la Emperatriz Constancia de Hohenstaufen en la iglesia de San Juan del Hospital. Pero cuando llegó la contemporaneidad y las guerras recurrentes y los asaltos anticlericales, ese archienemigo tuvo que salir y regresar varias veces del monasterio, para que no terminara profanado y destruido, como en el caso de las tumbas reales de los monasterios de Santes Creus y Poblet,incluyendo la del propio Jaime I.
Arcó de madera, vidrio y terciopelo donde se introdujeron los restos de Teresa Gil de Vidaure en el siglo XVII (©Montsalvatge) )
El cuerpo momificado de Teresa Gil de Vidaure, con el hábito de monja cisterciense(Mundo Gráfico, 22 de abril de 1936)
TERESA GIL DE VIDAURRE descanse en paz
La primera vez fue en 1810, cuando en plena guerra francesa se decidió demoler los principales edificios de la ladera norte del Turia, como el Palau del Real o el propio monasterio de La Saidia.
La congregación, en cualquier caso, regresó posteriormente al nuevo edificio que se construyó en las décadas siguientes y en el que se volvió a exhibir el cuerpo de Teresa Gil de Vidaure. Otra ocasión, que habla el texto de Rico de Estasén, fue la de mayo de 1931,cuando tras la proclamación de la Segunda República hubo algaradas contra iglesias, conventos y monasterios. De hecho, las rejillas de Saidia fueron destrozadas por un hacha y los alborotadores rápidamente buscaron ese cuerpo momificado, odiado símbolo del poder real y eclesiástico.
Pero no lo encontraron: en previsión de los ataques, había sido trasladado por la noche en camión a la finca de un benefactor del monasterio, al parecer el de Alboraya, donde también debía haber pasado la Guerra Civil.
El organismo incorrupto, en cualquier caso, pudo regresar en la década de 1940, una vez establecido el régimen nacional catolicista franquista, aunque sufriría un nuevo cambio de ubicación un par de décadas después, después de que la enorme crecida del 57 dejara el monasterio muy dañado y la congregación decidiera su venta y traslado fuera de Valencia.
En su parcela de Valencia el arquitecto Juan Luis Gastaldi construyó un bloque de viviendas (en la confluencia de la avenida de la Constitución con la calle Málaga), mientras que el nuevo monasterio de Santa María de Gratia Dei, ahora con las monjas adscritas al oro de la Trapa (una reforma observadora de los cistercienses), se encontraba en el municipio de Benaguasil, en un edificio diseñado por los arquitectos Cayetano Borso di Carminati y Rafael Contel, inaugurado en 1962. Y allí, obviamente, los restos de Teresa Gil de Vidaure fueron trasladados, aunque en este caso ya no fueron exhibidos, sino que sus restos fueron incrustados en la pared que separa la iglesia del claustro, detrás de una lápida, mientras que los de su hijo Jaume de Jéria y su nuera, Elfa Fernández de Azagra, se encuentran dentro de dos tumbas exentas (por el contrario, las del otro hijo, Pero d’Ayerbe, se han perdido con las vicisitudes de la historia). En la actualidad, por tanto, ya no se puede contemplar el cuerpo incorrupto de esa mujer que sufrió la desgracia de contraer lepra y ser repudiada por Jaime I.
Artículo de José Rico de Estasén en Gráfico Mundo (22 de abril de 1936)
Artículo de José Rico de Estasén en Mundo Gráfico (22 de abril de 1936)
El monasterio de Santa Maria de Gratia Dei o Saidia en las vistas de Wyngaerde de 1563 (aunque en realidad estaba más lejos aquí, al este del Puente de San José)
Monasterio de Saidia, en torno a la Avenida de la Constitución, poco antes de su demolición(Valencia en blanco y negro )
El espadachín y cúpula del monasterio de La Saidia, detrás de los edificios a orillas del Turia, vistos desde el Puente de San José(Corduente )
Grupo de casas construidas por Juan Luis Gastaldi en el yacimiento del antiguo monasterio de La Saidia, en la ciudad de Valencia(Google Maps)
Monasterio de Santa María de Gratia Dei en el municipio de Benaguasil (Imagen de un vuelo de drones de Valenvol )
Lápida en la pared que separa la iglesia del claustro del monasterio de Santa María de Gratia Dei, en Benaguasil. En el interior descansan los restos de Teresa Gil de Vidaure (Ayuntamiento deBenaguasil)
Webgrafía
Rutas Jaume I – Teresa Gil de Vidaure, tercera mujer de Jaume I.
Teresa Gil de Vidaure | Real Academia de la Historia (rah.es)
Bibl.: J. Álvaro, Vida de San Bernardo, Valencia, 1597, apéndice, págs. 362-371; B. de Montalvo, Corónica de la orden de Cister, Madrid, por Luis Sánchez, 1602, fols. 328- 329; C. Henríquez, Menologium Cisterciense, Antuerpiae, ex oficina Plantiniana Balthasaris Moreti, 1630, día 15 de julio; J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, Zaragoza, por Diego Dormer, 1669, lib. III, cap. LI, pág. 169; P. Ciria Raxis, Vida de Santa y Mujeres ilustres de el Orden de San Benito, Granada, 1688, págs. 401-412 (este autor ofrece una bibliografía muy extensa); V. Ortiz, Vida, virtudes […], de la Venerable Gertrudis Anglesola, Madrid, 1743, págs. 12-13; R. Chabás, “Doña Teresa Gil de Vidaure”, en Revista Archivo Valenciano, t. VI (1892), págs. 22-35; J. de Ávila, Monografía de investigación acerca de la Zaydía, Valencia, 1947 (ms. inéd.); P. J. Blanco Trías, El Monasterio de Santa María de Veruela, 1146-1946, Palma de Mallorca, Imprenta Mosser Alcover, 1949, pág. 62; D. Yáñez Neira, “El monasterio Cisterciense de Gratia Dei o Zaydía”, en Cistercium, XI (1959), págs. 182-204