Una de las tradiciones más bonitas de la
Semana Santa y Pascua, sobre todo en la Comunitat Valenciana, era la de “empinar el cachirulo” o “volar la cometa” y aunque se sigue llevando en algunos lugares, lo bonito de aquello era hacerlo tu mismo o con tu familia con cañas y papel de seda o en aquellos tiempos con los carteles de las películas del momento, con una enorme cola compuesta de hilo de palomar y trocitos de tela que parecían pajaritas colgadas de un hilo con muchos colores o los típicos coleteros. Para todos aquellos que no sepan a qué se refiere esta expresión no es más que .
Los días de Pascua en que se volaba la cometa se acompañaba con una suntuosa merienda a base de longanizas de pascua y monas, como se ve en este
Reparto de las tradicionales Monas a los niños del Catecismo en Patraix.
Hasta qué punto llegó esta tradición que hasta ilustres pintores valencianos realizaron las suyas. Es el caso de Sorolla y Benliure
Alguno tal vez se estará preguntando qué tiene que ver esta historia con el mundo de las Bellas Artes. Pues bien hoy queremos mostraros estos dos cachirulos pintados por dos de los pintores más ilustres de Valencia, Sorolla y Benlliure. Joaquín Sorolla en 1911 caricaturizó al músico Rodrigo Segura. Por su parte Benlliure quiso caricaturizar al pintor Enrique Cuñat. Esto lo recogemos un artículo publicado en el diario Las Provincias, 26 de marzo de 1932
Valencia, Calle Bolsería.«La elevación de cometas adquiere en Valencia un prestigio de rito popular.Los cacherulos se exponen así a la venta en los días próximos a la Pascua.»
Una imagen ya clásica.
En otro tiempo, comprar un cachirulo podía ser incluso una obra de caridad. Casi un siglo atrás, en abril de 1924, el Círculo de Bellas Artes organizaba un concurso-subasta de meriendas y de cometas decoradas por artistas. Con los beneficios obtenidos se compraron las monas de Pascua a los niños más necesitados de la ciudad. Las transformaciones no se quedan en lo anecdótico. Al menos desde principios de la centuria pasada existían en la capital, en los alrededores de la plaza Del Mercado algunos comercios tradicionales que en vísperas de la Semana Santa llenaban sus escaparates de cachirulos.
Exposición de la subasta benéfica de cachirulos, pintados por artistas valencianos, que se celebraba en el Círculo de Bellas Artes. «Valencia .- Concurso de meriendas y cometas organizado por el Círculo de Bellas Artes para adquirir con el producto de su venta las Monas de Pascua para obsequiar a los niños pobres.»
«Para proveer a la chiquillería de cacherulos, los talleres trabajan con afán.» Historia del cacherulo en Valencia
En otro tiempo, comprar un cachirulo podía ser incluso una obra de caridad. Casi un siglo atrás, en abril de 1924, el Círculo de Bellas Artes organizaba un concurso-subasta de meriendas y de cometas decoradas por artistas. Con los beneficios obtenidos se compraron las monas de Pascua a los niños más necesitados de la ciudad. Las transformaciones no se quedan en lo anecdótico. Al menos desde principios de la centuria pasada existían en la capital, en los alrededores de la plaza Del Mercado algunos comercios tradicionales que en vísperas de la Semana Santa llenaban sus escaparates de cachirulos.
Si tenemos que hablar de la historia de la cometa, quizás a todos se mos venga a la mente la imagen de Benjamin Franklin que las empleaba para inventar el pararrayos. Pero en realidad, la historia de las cometas se remonta mucho más atrás, a la antigua China, hacia el 1250 antes de Cristo. Es decir , el período en el que vivió Ramsés II y en el que Moisés liberaba el pueblo judío. Más de un milenio antes que fuera fundada ‘Valentia’.
Hacia 1777 Francisco de Goya pintaba al óleo ‘La cometa’, un modelo para el tapiz que decoraría el Palacio de El Pardo de Madrid. El célebre artista describía la escena refiriendo «unos jóvenes que han salido al campo a echar una cometa».
A lo largo de la historia la cometa se ha utilizado como elemento de medición meteorológica, hasta la aparición de los drones se hacía fotografía aérea y todavía hay muchos aficionados a esta práctica; en la I Guerra Mundial fue usada para fotografiar posiciones enemigas; también se han usado cometas para práctica de tiro; se han utilizado para elevar a personas… y hoy hay quienes gracias a ellas experimentan el placer de volar sobre el mar haciendo kitesurf.
Según Juan Miguel Suay, técnico alicantino es el autor de la única tesis doctoral de España en la que se habla de los usos científicos del cachirulo, uno de sus primeros usos científicos fue probar la naturaleza eléctrica del rayo, el famoso experimento de Benjamin Franklin con el que e inventó el pararrayos. «Hoy le dices a un físico que la cometa es un instrumento eléctrico y se ríe y en el XVIII lo veían bien», explica.
«También durante el siglo XVIII era modelo teórico en la mecánica de la época; y a lo largo del XIX se convierte en objeto tecnológico al desarrollarse diseños especializados para su uso en la observación meteorológica, elevando instrumentos de medición. En la segunda mitad del XIX se convierte en un modelo a escala de la naciente ingeniería aeronáutica para perfeccionar el desarrollo del ala», enumera.
En Valencia el sustantivo ornitológico ‘milocha’ ya estaba arraigado en 1528 “hun corp e sis miloches…” (Soria, J.: Dietari, 1528, f. 59r)
La silueta del ave se asoció al juguete volador. En el manuscrito de Porcar, beneficiado de la parroquia de San Martín de Valencia, cuenta que el 26 de abril de 1606, desde el puente de Serranos, se veía una con la imagen de Sent Vicent Ferrer:
«milocha ab la figura de S.Vicent» (RAH, Porcar: Dietari, 1606 f.104)
La cuerda se enganchó y el cometa cayó al Turia. El mismo Porcar cuenta que el tercer día de Pascua de 1614, un niño que volaba otra ‘milocha’ falleció al caer del terrado. Similar drama leemos el manuscrito Ayerdi de la Univ. de Valencia:
«caigue un chich de un terrat, bolant una milocha» (Dietari Ayerdi, 1664)
En el siglo siguiente, el de la Ilustración, observamos la persistencia de la grafía correcta valenciana con ‘ch’:
«una milocha, si els tironets no te apunt» (Bib. Nic. Primitiu. Ms. 419, c.1790) Lo mismo sucedió en la prosa y verso de literatos costumbristas y sainetistas del XIX:
«la milocha en poc fil» (Baldovi: Un fandanguet de Paiporta, 1855)…. (sigue en Cometas, “cachirulos”, “cacherulos”, “miloches”, “abaechos” y “estreles”. ¿Cómo se dice?))
La gente, en los tres días pascuales y también el día de San Vicente Ferrer. Patrono de la ciudad y del reino, cuya fiesta se celebra el lunes siguiente al de Pascua, sale al campo, que entonces suele manifestarse con toda la frescura y todos los esmaltes de la primavera. Las personas mayores se limitan generosamente a disfrutar del espectáculo y a tomar parte en las meriendas, que no son cualesquiera, sino que requieren determinados manjares. La gente joven, sin perjuicio de merendar, se entrega a juegos de agilidad y buen humor; unos modernos, pero no pocos ancestrales. Finalmente los chiquillos, a más de acometer vorazmente la consabida merienda, dedícanse a volar cometas de distintos colores, tamaños y hasta formas, que originan en el cielo límpido una artificiosa constelación.
el cielo de Valencia y sus alrededores se cubría totalmente de cometas en los días de Pascua. Porque se acostumbraba mucho volarlas desde los terrados, cosa que podía hacerse con más facilidad que ahora por no existir cables eléctricos, hilos telefónicos y demás estorbos… En aquella época los dependientes de las tiendas de robes (tejidos) y salse (ultramarinos) se quedaban en ellas los domingos y días festivos haciendo guardia. Y, como tenía a su disposición ovillos, los utilizaban para volar cachirulos… De todos modos el mejor sitio para volarlos fue siempre la playa, por lo despejado del terreno y la brisa del mar…
Cacherulo o Cachirulo y la Milotxa o milocha valenciana
En la Región Valenciana existen básicamente dos tipos de cometas tradicionales, una denominada Cacherulo o Cachirulo y la Milotxa o milocha. Su definición y estructura se pueden leer en el Diccionario Valenciano-Castellano editado en Valencia en 1887 por el erudito Constantí Llombart y que cita el escritor Almela y Vives1 en su artículo Folklore de Altura… Cometas sobre el cielo de Valencia 2 podemos leer:
CACHIRULO o CACHERULO (no cagerul, como allí se registra en un intento de valencianización que no responde a la realidad hablada, ni a la tradición, ni a un purismo aquilatado.) es: «Armazón plana, compuesta regularmente de tres cañas cruzadas, dos de igual tamaño colocadas en forma de aspa, y otra más corta que las divide, y forman seis lados. Por los extremos de dichas cañas corre un bramante que las sujeta, y sobre el cual, a manera de bastidor, se pega papel, regularmente de colores, y que tiene figuras pintadas. En uno de sus lados, el inferior, se le pone una especie de cola (coa o cúa) hecha de retazos de papel o tela; de los dos extremos superiores y del centro salen tres hilos (estironets o tironets) que se unen, siendo el del centro, que se prolonga hasta donde se quiere, el que sirve para volarla. Ya así dispuesto se arroja al aire, que la va elevando, y proporciona diversión a los chicos. Generalmente por Pascua de Resurrección es cuando más se vuelan.»
MILOTXA (o MILOCHA) es: «Papel doblado en forma que se puede volar como la cometa.
El Cachirulo es por lo tanto una cometa en forma de hexágono irregular y la milocha se realiza sin varillas, plegando papel. En este mismo articulo cita las palabras de un constructor de cometas valenciano (Sr. Navarro) que en 1944 decía, sobre la milocha:
La milotxa… ¡Ah! Este artilugio, según el señor Navarro, ha degenerado. Generalmente se cree que la única milotxa, es la que todavía vuelan los chiquillos, a falta de cachirulos, preparada solamente con papel más o menos recio convenientemente doblado. Pero no la autentica milotxa que él llegó a fabricar y que hace tiempo no se fabrica, era complicada; se montaba a base de un cuadrado de tela o papel, dividido por una caña en dos triángulos y dotado de otras cañas dispuestas con intríngulis, que servían para sacar ales y costelles, alas y costillas que tenían acción independiente.
Después habla de otras dos típicas cometas valencianas, la forma de rombo y la de estrella:
El abaetxo, que, como su nombre indica, tiene forma de bacalao (parecida a la que suele verse en los grabados extranjeros) y lleva un armazón de dos cañas desiguales que se cruzan perpendicularmente.
1 Escritor y erudito valenciano que vivió entre los años 1903 y 1967
2 Artículo publicado en los meses de febrero y marzo de 1947, en la revista «Valencia Atrac ción» , que editaba la Sociedad Valenciana Fomento del Turismo.
La estrela, que, según dice su nombre, afecta forma de estrella, ya de seis puntas, ya – como él las hace – de ocho unidas en sus ápices por un fleco llamado babellera, de la misma manera que se llaman galló o gajo (plural, gallons o gajos) cada uno de los fragmentos que va de la punta al centro.
Cometas, “cachirulos”, “cacherulos”, “miloches”, “abaechos” y “estreles”. ¿Cómo se dice?
Según un escrito de Ricart García Moya, del cual recomendamos su lectura y transcribimos partes a continuación. la voz ‘cometa’ aludía a los misteriosos cuerpos celestes de cola luminosa, aunque los castellanos llamaron con igual nombre al juguete volador de cañas y papel. Los valencianos crearon los sustantivos ‘milocha’ y ‘cacherulo’ para este artilugio que coloreaba el cielo de Valencia en Pascua. Podían ser simples “miloches paregudes a un triángul de paper”, o de compleja estructura poligonal; otras, las ‘miloches’ en forma “d´abaecho salat”, contrastaban con los hexagonales ‘cacherulos’ decorados sobre tela o papel.
En 1924 se estrenó en Valencia la comedía ‘Com els cacherulos’, de Felip Meliá. La obra incluía metáforas sobre los cometas: ‘Les ilusions son els cacherulos de nostra fantasia’. Ara, per coherencia, tindría que escriurer en valenciá la rahonamenta que seguix, y es lo que m’agradaría; pero com asoles tinc tres amics que’ls agrá el meu valenciá (faig mut del seus noms y apellits pera no afonarlos socialment), heu diré en espanyol.
En 1960, el cronista Francisco de Paula Momblanch (Alcoy, 1892) publicaba la transcripción del manuscrito de Jeroni Soria sin alterar el texto original. El alcoyano Momblanch era riguroso y, si en el manuscrito leía ‘miloches’, él anotaba ‘miloches’, sin falsear su morfología en ‘milotxes.
Sigue Ricart García escribiendo que al publicar Momblanch el Dietari de Soria en 1960 descubrió intimidades de nuestros antepasados renacentistas, desde la justicia brutal («a 22 de noembre 1548 penjaren a u perque entrá a furtar les joyes de la Verge» (f.129), a las celebraciones triunfales. Así, cuando en 1528 llegó a Valencia el emperador Carlos I, uno de los gremios ideó una especie de torre de arquitectura efímera, construida con cañas y cubierta con naranjos, de la que al paso de Carlos I salía una milocha y otros animales de artificio (¿o eran auténticos?):
“hun corp e sis miloches…” (Soria, J.: Dietari, 1528, f. 59r)
El sustantivo ornitológico ‘milocha’ estaba arraigado en 1528. No existía en castellano, gallego, catalán, vasco y mallorquín. A los pocos años lo hallamos en la obra del latinista Anyés:
«et rusticorum mulierculae idiomate suo dicunt milochiam» (Anyés: Apol. 1543, f.42v)
La voz ‘milocha’ formaba parte del léxico universitario, y así aparece en la prosa renacentista de Palmireno, catedrático de la Universidad de Valencia, aludiendo al aquila oripelargus en el Vocabulario del Humanista.
Tras la publicación del Vocabulario (Valencia, 1569), se reeditó en Barcelona con la grafía correcta en las voces valencianas, que también incluía las ornitológicas que pasarían al catalán por la copia indiscriminaba de voces francesas, castellanas y valencianas que, por sistema, hicieron lexicógrafos como Torra en sus diccionarios:
«saura (grajo), abellerol, milocha…» (Palmireno: Voc., Barcelona, 1575).
La silueta del ave se asoció al juguete volador. En el manuscrito de Porcar, beneficiado de la parroquia de San Martín de Valencia, cuenta que el 26 de abril de 1606, desde el puente de Serranos, se veía una con la imagen de Sent Vicent Ferrer:
«milocha ab la figura de S.Vicent» (RAH, Porcar: Dietari, 1606 f.104)
La cuerda se enganchó y el cometa cayó al Turia. El mismo Porcar cuenta que el tercer día de Pascua de 1614, un niño que volaba otra ‘milocha’ falleció al caer del terrado. Similar drama leemos el manuscrito Ayerdi de la Univ. de Valencia:
«caigue un chich de un terrat, bolant una milocha» (Dietari Ayerdi, 1664)
En el siglo siguiente, el de la Ilustración, observamos la persistencia de la grafía correcta valenciana con ‘ch’:
«una milocha, si els tironets no te apunt» (Bib. Nic. Primitiu. Ms. 419, c.1790) Lo mismo sucedió en la prosa y verso de literatos costumbristas y sainetistas del XIX:
«la milocha en poc fil» (Baldovi: Un fandanguet de Paiporta, 1855)
«Peransa, per mal nom la Milocha» (Lladró: La demaná de la novia, 1858)
«a volar la milocha» (Liern: La mona de Pasqua, 1862 )
«milocha» (Escalante: Matasiete, 1884)
«una milocha» (Borrás: El estudi d´un pintor, 1886)
«miloches» (Barber: De Valencia al Grau, 1889)
A fines de esta centuria se observa un incremento en el uso de ‘cacherulo’, sin que por ello desaparezca la ‘milocha’ renacentista:
«cacherulo» (Millá: Retratos al viu, 1884)
«cacheruler: el que hace cometas» (Escrig: Dicc. 1887)
«a boqueta nit el cacherulo» (Llombart: Festes de la terra del che,1878)
«damunt d´un cacherulo» (Thous: De Carcaixent y dolses.1896)
«son els cacherulos» (Meliá: Com els cacherulos, Valencia 1924)
El sainetista Escalante, hacia 1870, en versos de La mona de Pasqua usaba los dos sustantivos: «miloches blanques / y vistosos cacherulos». Existe, por tanto, una tradición en la ortografía valenciana respecto el uso de la palatal africada sorda –ch– en estas voces, usadas por escritores tan alejados en el tiempo como en los géneros que cultivaban, fuera el teólogo renacentista Anyés o el decimonónico Constantí Llombart que, sin alcanzar al lirismo de Ausias March y la espiritualidad de San Juan de la Cruz, se elevaba o ‘empinava’ por las cumbres de la finor, con freudianas metáforas donde la “milocha” y “els abellerols” se asociaban al dionisíaco solaz de jóvenes valencianos:
«Per Pasqua, allá en la Pechina, / volant Llorens la milocha, / li digué a una chica rocha: /
¡Petra, ma com me s´empina!» (Llombart: Abelles y abellerols, Valencia 1878)
La citada Pechina (hoy catalanizada en Petxina por la vileza de nuestros políticos de la hostia y el caloret) era uno de los lugares donde antaño iban los pascueros con la mona d’hou bollit, corda pera botar, llatuga, llimoná en una micotiua de vinarra, llonganiseta d’Aragó y cacherulo o milocha. Los poetas del costumbrismo regionalista dominaban el recurso de la dilogía o diáfora, usando el doble sentido para provocar sorpresa e hilaridad; además, la morfología valenciana del XIX adquiere complejidad al plasmar síncopas verbales que asustan al IEC, pero que fueron aceptadas por los filólogos que remodelaron el diccionario de Escrig en 1887:
“ma: síncopa de la 1ª per. del sing. del presente de indicativo del verbo mirar” El erudito Almela y Vives, infatigable investigador (aunque cobarde y acomodaticio al catalanismo idiomático), también ofrecía copiosa información sobre estos artilugios, incluida la minuta impresa sobre un papel en forma de cachirulo. El banquete conmemoraba el tercer centenario del Quijote (a.1905); y el escrito usaba un valenciano valiente, alejado del catalanizado que promocionaban los floralistas:
«Menchasa: Botifarrons torrats
Ansisam de la terra
Coques en molles Carabasa al form Moniatos calentets
Cacau, Tramusos, Chufes…»
El 16 de abril de 1911 se inauguró en el Circulo de Bellas Artes una manifestación de cachirulos . El primer premio recayó en el titulado ‘El bufat dels tres cacherulos’ (Almela y Vives: Cometas en el cielo de Valencia, 1947) .Felipe Ballester, escribió también «El milacre de les tres figues» a su cometa.En 1924 se estrenó en Valencia la comedía ‘Com els cacherulos’, de Felip Meliá. La obra incluía metáforas sobre los cometas: ‘Les ilusions son els cacherulos de nostra fantasia’.
ALMELA Y VIVES (FRANCISCO): Cometas en el celo de Valencia. «Valencia Atraccións, febrero-marzo, 1947, ilus.
Señala el autor cómo una de las costumbres tradicionales en las comidas campestres de los días de Pascua de Resurrección y San Vicente Ferrer la de lanzar cometas, que en Valencia designábanse «milochas y llámense en la actualidad cachirulos, Consigna las más antiguas citas de la cometa, donde se llaman milocha» tanto en el siglo XVII como en el XVII, y la afición continúa viva en el siglo XIX, según testimonio de Echegaray. En la completa Historia de Las cometas no deja de consignar las exposiciones que de ellas se han celebrado, y los pintores que las decoraron, y el más constante obrero dedicado a confeccionar cacherulos, acabando con un relato de las diversas formas de cometas y sus materiales.
El castellano ‘cometa’ sólo era un cuerpo astral para los valencianos, no un juguete volador:
«se suelen experimentar algunas desgracias de bolar milochas en las torres, terrados y texados de esta Ciudad y teniendo presente lo que sucedió en el día de ayer de hauer caído y muerto uno que bolaba una milocha (…) no buele ni permita bolar en sus torres, texados, ni terrados milochas…» (Arch. Mun, de Valencia, Libro de pregones nº11, 1 de marzo de 1737)
En el trasiego de comerciantes, religiosos, funcionarios y militares que entraban y salían del Reyno, era normal que una voz como ‘milocha’, aunque inusual, pasara al castellano de tierras vecinas. Así, el aragonés Félix de Azara la utiliza como castellana en el 1805, casi tres siglos después de que estuviera arraigada en el valenciano: “hacer una milocha o cometa de papel” (Azara, Félix de: Apuntamientos para la Historia , 1805)
El idioma valenciano seguía creando léxico en el Renacimiento, singularizándose de otras lenguas como el castellano, aragonés y catalán.
Milocha , cacherulo o cachirulo
Cites del DHIVAM (Diccionari Historic del Idioma Valenciá Modern) de Ricart García Moya:
“tragueren huna torre e ixqué hun corp e sis miloches e trenta hosos de aquells que van per la rambla (Bib. del Patriarca, ms. 49, 1528)
“milocha en Valencia” (Palmireno: Vocabulario del Humanista. 1569)
“milocha ab la figura de S. Vicent” (BRAH, Ms. Porcar, J.: Dietari, 1606, f. 104)
“de ma clocha de llens li faré fer una milocha” (BUV. Morlá: Ms. 666, c. 1649)
“pera volar la milocha” (BUV. Morla: Ms. 666, c. 1649)
“milocha: cometa” (Mayans: Voc. val. 1787)
“una milocha, si els tironets no te apunt” (Bib. Nic. Primitiu, Ms. 419, c. 1795)
“milocha: cometa” (Lamarca: Dicc. valenciano, 1839, p. 32)
“com un chiquet cuant la milocha…” (El Mole, 1840, p. 7)
“la milocha en poc fil” (Baldovi, Ch. B.: Un fandanguet de Paiporta, 1855)
“Peransa, per mal nom la Milocha” (Lladró, R.: La demaná, 1858, p. 1)
“a volar la milocha” (Liern, R, Mª: La mona de Pasqua, 1862, p. 19)
“hasta en les miloches…” (La senserrá del mercat, 1871)
“volant Llorens la milocha” (Llombart, C.: Abelles, 1878, p. 22)
“milocha” (Escalante, E.: Matasiete espantaocho, 1884)
“una milocha” (Borrás, Vicent: El estudi d’un pintor, 1886, p. 23)
“la pilota… al marro… la trompa, la milocha” (Canyisaes, Monóver, 1909, p. 112)
“empinar el cacherulo o la milocha” (Alberola, E.: Refraner valenciá, 1928, p. 92)
“Toca, milocha, que te veig en globo” (Tallada, M.: Les Camareres, 1931, p. 9)
“també esta Toni Milocha” (Foguera Gabriel Miró, Alacant, 1942)
“com un chiquet cuant la milocha o cachirulo (sic)” (El Mole, 1840, p. 7)
“¡ya hu se!, pintat en un caherulo” (Escalante: El tio Perico, 1875, p. 16)
“el cacherulo qu’els chiquets per la vesprá empinen” (El Bou solt, 1877, p. 114)
“a boqueta nit el cacherulo” (Llombart: Festes, costums de la terra del che, 1878, p. 13)
“cacherulo” (Millá, Manuel: Retratos al viu, 1884, p. 29)
“agarrí yo un cacherulo” (Escalante: Valencia a la matiná, 1888, p. 23)
“damunt d’un cacherulo” (Thous, M.: De Carcaixent, 1896, p. 27)
“dediques a fer cacherulos” (Alcaraz, L. J.: El terroriste, 1911, p. 28)
“¡Recacherulo! ¿Com s’entén?” (Baidal Llosá, F.: Amor Torna, Castelló, 1917, p. 31)
“cacherulos” (Meliá. Com els cacherulos, 1926)
“¿Fa cacherulos?” (Alcaraz, J.: Vullc besarte, 1931, p. 19)
“pinta cacherulos” (Morante Borrás, J.: ¡En la festa de les falles!, 1934, p. 20)
El cacherulo (del llatí milvus, milà.) (cachirulo, variant dialectal), milocha o capuchera, en castellà cometa, és un artefacte volador més pesat que l’aire, que vola gràcies a la força del vent i a un o varis fils que el mantenen des de terra en la seua postura correcta de vol.
És un joc tradicional practicat durant la Pasqua, pero també es realisen competicions i exhibicions de cacherulos, en les que participen principalment adults.
Per la seua pròpia construcció lo habitual és desplegar els cacherulos en llocs oberts i en vent, com a descampats o plages, etc.
Milocha, -ches (Del llatí milvus, milà.)s. f. Cacherulo; tros de tela o paper estés en canyes formant una figura hexagonal o d’una atra forma, en una coa llarga feta en un fil al que es nuguen trossos de tela o paper i que s’empina a l’aire, servint com a diversió als chiquets.
Construyendo una cometa
Sin duda la construcción del cachirulo, era y es una lección de cultura del esfuerzo en toda regla. Lo esencial es que sea capaz de surcar el aire. Aunque existen diversas variedades y tipos, los materiales básicos para su elaboración son: tres cañas, papel y cuerda de palomar. Por supuesto eran necesarios otros objetos en el proceso. Estos denotan cómo cambian los tiempos. Antiguamente se doblaba el papel varias veces y se cortaba manualmente. La perforación de las cañas para posibilitar el paso del cordel se realizaba con un punzón antes puesto al fuego.
Para ambas tareas hoy empleamos las tijeras, aunque obviamente, no significa que entonces no existiesen. Del mismo modo la cola para pegar el papel al armazón no era de una marca comercial, y sí tan artesanal como puede ser un pan casero. Era una mezcla de harina y agua que se hacía hervir hasta conseguir un aglutinante llamado ‘pasteta’. Para enriquecer su vistosidad, siguen vigentes los retales coloridos para el remate, ‘la cua’ de nuestro objeto volador sí identificado.
Material
– Papel de seda o bolsa de plástico grande
– 2 palos finos de madera o bambú o metal ligero
– cuerda
– pegamento o cinta adhesiva fuerte
– cordel para cometas
– una carrete o mango
– pintura acrílica, temperas o rotuladores
1. Con el Papel de seda, recortamos un rombo.
Corta los palos del mismo tamaño que la forma de rombo que has cortado.
2. Cruza los palos y átalos en el centro. Con eso, se hace la base, la estructura de la cometa. Hecha la estructura, pégala con cinta adhesiva al papel de seda
3. Da la vuelta a la cometa y pon un trozo de cinta adhesiva justo en la cruz de la estructura. De esta forma el papel estará protegido para cuando pases el cordel.
4. Enseguida, corta un trozo de cordel para cometas, el doble de tamaño que la altura de la cometa
5. Cose o pasa un extremo del cordel por la parte frontal de la cometa y enrolla varias veces el centro de la estructura y vuelve a pasarlo por delante. Ata fuertemente. Esto es la brida.
6. Gira la cometa. Pasa el otro extremo del cordel por la parte inferior de la cometa y estira con cuidado hasta que quede tenso.
7. Ata el cordel volador a la brida, un poco más arriba del centro, ajustándolo cuando pruebes la cometa.
8. Ahora decora la cometa. Puedes usar pintura con agua, temperas (agua con detergente para que la pintura se seque mejor en el plástico.)
9. Haz la cola. La cola es lo que da estabilidad a la cometa. Haz una con papel de seda o plástico, cinco veces la altura de la cometa.
10. ya puedes volar la cometa
Consejos para volar la cometa o cachirulo
Una vez provistos del cachirulo es menester acudir a algún lugar óptimo donde el viento tenga la suficiente fuerza. En zonas rurales de interior se opta por eras abiertas, mientras que en las zonas costeras es recomendable visitar la playa. En Valencia, además del viejo cauce del río, era habitual ir a las playas de El Cabañal y de La Malvarrosa, donde el viento tiene más probabilidades de presentarse.
1- Nunca vueles una cometa cerca de postes y líneas de electricidad
2- No utilices materiales o cordones de metal en la cometa. Eso podría atraer la electricidad
3- Usa hilo de pescar para volar la cometa
4- No uses la cometa en la lluvia. El cordón mojado puede atraer la electricidad.
5- Vuela la cometa en lugares por donde no haya personas. Una caída descontrolada de tu cometa podría causar molestias a otras personas.
Fotos
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Webgrafía
Estampa, 11 de abril de 1936.
Mundo gráfico, 23 de abril de 1924.
Oro de Ley, 11 de abril de 1920.
Biblioteca Nacional – Hemeroteca Digital