Historia de la discoteca Barraca (Valencia)
Orígenes y fundación
Barraca fue inaugurada el 12 de marzo de 1968 por Albert Piron, un empresario belga afincado en Cullera. Piron solicitó al Ayuntamiento de Sueca la compra de terrenos en la zona marítima de Les Palmeres para construir una barraca valenciana tradicional, con el propósito de albergar un restaurante y una sala de fiestas (boite), con un total de 450 metros cuadrados, dejando el resto del terreno como aparcamiento. La estructura inicial del edificio era humilde: una construcción rectangular con pocas ventanas, un techo de doble vertiente de cañizo y paja, y una cruz en la parte superior.
Desde sus inicios, la construcción de la barraca estuvo envuelta en polémicas administrativas. Aunque el arquitecto municipal José Luis Serrano informó favorablemente sobre el proyecto, otros técnicos del consistorio mostraron reticencias a conceder la licencia debido a la proximidad del acceso a Les Palmeres. A pesar de ello, la Comisión de Fomento finalmente aprobó el permiso. No obstante, en 1971, el entonces aparejador municipal Vicente Tornero Nàcher inició un requerimiento contra Piron por la construcción de nuevas obras sin licencia, en concreto, una ampliación de 107,50 metros cuadrados.
Con el paso del tiempo, se descubrieron más irregularidades. Se encontraron diferencias entre la licencia inicial de 1968 y la ejecución final de la obra, lo que evidenció que la superficie edificada era muy superior a la permitida. Además, en 1976, una nueva inspección reveló que la pista de baile ocupaba 206,34 metros cuadrados en lugar de los 50 autorizados, e incluso parte del local invadía un terreno de propiedad municipal, lo que llevó a que la Comisión Municipal Permanente requiriera a Piron desalojar la parcela en un plazo de ocho días.









A pesar de estos problemas legales, la popularidad del local no dejó de crecer, impulsando a sus propietarios a seguir ampliándolo. Durante los años 70, se utilizó incluso para celebraciones de bodas, algo inusual en la época para una discoteca.
Auge y época dorada
Barraca despuntó en los años 70 y alcanzó su época dorada en los 80, al convertirse en un templo pionero de la movida nocturna valenciana. De hecho, muchos la consideran la precursora de la famosa Ruta Destroy (o Ruta del Bakalao) por ser la primera sala en Valencia que rompió con lo convencional, adoptando un ambiente más vanguardista, radical y liberal en cuanto a música y estética.
A finales de los 70, ya introducía música electrónica alemana y sonidos alternativos que marcaron el inicio de un nuevo movimiento en la escena local. En los primeros 80, bajo la dirección musical del DJ Juan Santamaría, Barraca se distinguió por pinchar post-punk y new wave anglosajón en lugar de la típica música disco comercial de la época. Como recordaría Esteban Leivas, testigo de aquella era, el verano de 1981 en Barraca “era algo que no tenía nada que ver con lo que… se había visto en Madrid… La música no era la discotequera habitual, no había funky. Solo programaban rock y pop anglosajón de última hornada”.
En 1982, Carlos Simó sustituyó a Santamaría en cabina y continuó con esa línea innovadora, programando grupos como Depeche Mode, U2, Visage, The Pretenders e incluso garage rock. Las sesiones se alargaban hasta bien entrado el día siguiente (a veces más allá del mediodía) y la discoteca ofrecía espectáculos y performances sorprendentes, lo que dio origen al término “barraqueros” para referirse a sus fieles seguidores y a la “música barraquera” característica de la sala.
Durante los fines de semana en los años 80, Barraca era punto de peregrinación dentro de un circuito de discotecas costeras. Formaba parte de la posteriormente denominada Ruta del Bakalao, en la que miles de jóvenes encadenaban fiestas sin pausa desde el viernes hasta el lunes por la mañana. En ese recorrido nocturno de unos 30 km por locales como Chocolate, Spook, ACTV, Puzzle o NOD, Barraca ocupaba un lugar destacado como inicio o parada obligatoria. Su ambiente transgresor –con una clientela que huía de lo “corriente” en moda y actitud– hacía que ir a Barraca fuera “un espectáculo para la vista” en aquellos años.
Declive y cierre
A partir de 1993, la escena de la Ruta del Bakalao entró en decadencia y Barraca no fue ajena a ello. Diversos factores confluyeron en su ocaso. Por un lado, los excesos pasaron factura: el aumento del consumo de drogas y los accidentes de tráfico en la carretera de discotecas generaron una fuerte reacción social. La prensa sensacionalista comenzó a denominar aquel fenómeno como la “ruta de la muerte”, alimentando una imagen negativa del movimiento.
Además, a mediados de los 90 la música bakalao se volvió más repetitiva e industrial, con menos calidad e innovación, alejando a parte del público. En conjunto, este declive general de la Ruta redujo drásticamente la afluencia a salas míticas como Barraca a finales de los 90. Finalmente, tras 39 años de actividad, la discoteca Barraca cerró sus puertas a finales de 2004.
Estado actual y legado
Aunque Barraca quedó inactiva tras su cierre, su historia no terminó allí. Pasada casi una década, el local resurgió alrededor de 2013, totalmente renovado y adaptado a los nuevos tiempos. Los hijos de los propietarios históricos retomaron el proyecto, conservando la esencia pero con un enfoque moderno. Se modernizó la infraestructura añadiendo varias salas y terrazas, manteniendo como pista principal la antigua barraca original (que fue profundamente remodelada en 2007).
En la actualidad, Barraca funciona como un multiespacio clubbing con cuatro áreas, combinando sesiones remember en la sala clásica con festivales y conciertos orientados a la juventud actual. Continúa programando DJs de primer nivel mundial, como Ricardo Villalobos, Richie Hawtin o Sven Väth, junto a figuras españolas como Óscar Mulero.
Su influencia histórica se deja sentir en toda España: la discoteca es reconocida como uno de los grandes símbolos de la música electrónica nacional. En Barraca se gestó un cambio cultural en los 80, importando tendencias europeas (punk, new wave, EBM, techno) que luego calarían en toda la península.
El 50 aniversario de Barraca se celebró erróneamente en 2015, cuando en realidad el evento debió haberse conmemorado en la primavera o el verano de 2018.
Referencias
- Diario Levante-EMV (2025).
- Ruta Destroy: Historia de la Ruta del Bakalao (2023).
- Entrevista a Vicente Pizcueta (El País, 2024).
- Archivo histórico de Sueca.
- Testimonios de asistentes (Foro Clubbing España).
- Revista DJMag España (2024).
- Documental La Ruta: El Origen (2022).
- El Naixement de La Barraca, Archivo Histórico Municipal de Sueca (2019).