EL ENIGMA DEL PALACIO RIPALDA

marzo 9, 2022
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Sergio Solsona | Aquel enorme árbol escondía una historia. Entre sus ramas, se vislumbraba algo, que el paso del tiempo había ido cubriendo.

Este enorme ficus australiano estuvo a punto de desaparecer. En sus orígenes formaba parte de los jardines del palacio de Ripalda. Cuando este edificio fue destruido, en 1967, a punto estuvieron de talar el enorme tronco. El bello palacio fue víctima de la especulación urbanística y el progreso. Este ficus era lo único que quedaba de ese lugar.

El pequeño castillo de Ripalda, adornaba con sus almenas el entorno de a la ciudad del Turia. De su desaparición se contaba un rumor.

Se decía que, un multimillonario californiano se había encaprichado de él. Incluso, muchos afirmaban, que había sido desmontado piedra a piedra para ser trasladado al otro lado del Atlántico. Aquello, eran solo habladurías. Los muros de palacio de Ripalda no estaban hechos de sillares. Su estructura no se podía montar y desmontar, como se hizo con muchos edificios medievales de la península. Pero, entre aquellas historias, se colaba una brisa que parecía querer contarnos, que algo podía ser cierto. Todo aquello, del millonario Californiano, podría tener cierta base real.

Quizás, alguien estaba construyendo una mansión en California y tomase este palacete como inspiración o como modelo. De ser esto cierto, en algún lugar de aquel estado, aun existiría un edificio que se asemejase a este pequeño castillo valenciano.

Lo cierto es, que no había muchos palacios de ese tipo, que se estuviesen construyendo en los años 50 y 60 por aquellas soleadas tierras. El único que se parece es un castillo que alza en un  parque de atracciones.

Si lo mirábamos bien, el palacio de Ripalda tiene ciertas semejanzas con  el castillo de la Bella Durmiente, construido en 1955. ¿Era Disney, el millonario californiano, que se interesó por el palacio de Ripalda?. De ser así ¿Por qué este desaparecido edificio?

El viento agitó las ramas y parecía que un susurro salía de ellas. Una historia que parecía adentrar sus raíces en un pasado oscuro. Para poder descubrirlo, teníamos que viajar a una pequeña localidad de Almería.

En las calles de Mojacar. Bajo la sombra de los arboles, se cuenta un chisme, que solo los más viejos del lugar recuerdan.

La historia de una joven lavandera. La muchacha se llamaba Isabel Zamora Aguirre. Isabel, se quedó embarazada a muy joven edad. En Mojacar nacería un niño de nombre José Guirao Zamora. Todas las partidas de nacimiento se conservan en el ayuntamiento. Todas, menos la de ese año de 1901. Dicen, que unos señores americanos muy trajeados, fueron a revisar los archivos del pueblo muchos años después y hicieron desaparecer las partidas de nacimiento.

Isabel y su bebe, se encontraban en una situación muy deshonrosa. La vergüenza y el miedo les hicieron embarcar en un navío, que trasportaba minerales desde el puerto de Cartagena a los Estados Unidos de América.

A su llegada le esperaba allí su hermano Juan Zamora. Con él, se fueron a vivir a Chicago. En concreto, se tiene registro de que en la calle Tripp Avenue vivía, Juan Zamora. Muy cerca de ellos, tenía la residencia la familia Disney.

Los Disney, conservan las partidas de nacimiento de sus otros tres hijos, pero la de Whalt no existe. Quien conociese el duro carácter del señor Disney sabe que, no fue el frio de Chicago, lo que le impidió registrar el nacimiento de su hijo.

En Mojacar cuentan, que ante la precaria situación de Isabel Zamora, se vio en la necesidad, de dar a su hijo en adopción, a aquella familia.

La joven Isabel, pudo rehacer su vida. Se casó con Samuel Mompó y vivió el resto de su vida en Valencia. Hacia 1957 el ahora famoso Whal Disney visitó a su amigo Salvador Dalí. Su estancia en tierras Españolas fue retransmitida por el NODO.

Las malas lenguas dicen, que el director de cine visito Valencia años antes para conocer a su anciana madre. Aquí conocería el palacio de Ripalda y se enamoraría de ese edificio.

El viento ha arrastrado las hojas del tiempo. Solo nos quedan suposiciones y teorías. Cuentan, incluso, que el señor Disney confesó a Dalí, que era español de nacimiento. Como no podía ser de otro modo el cortometraje animado en el que los dos genios trabajaron durante un tiempo, tuvo como título “Destino”.

En esta cinta se narraba el viaje onírico de una mujer.

 La aventura vital de Isabel Zamora terminó en Valencia. En esta ciudad se casó con Samuel Mompó. Fallecería en el anonimato más absoluto. En el mausoleo de los Mompó no aparece ninguna Isabel. Su tumba se encuentra perdida en el enorme cementerio.

  Un árbol, un desaparecido palacio, y rumores. Solo  tenemos ese espejismo como prueba. Pero algo, se vislumbra entre este denso follaje, un animalito corretea travieso entre las ramas y nos guiña un ojo.

Hacia 1920 Whalt Disney había creado un personaje muy famoso. Se llamaba Oswaldo “el conejos afortunado”. Los cortos animados con este personaje, comenzaban a dar pingues beneficios. Pero, los estudios Universal, eran los propietarios legales de este conejito. Así que Disney, tenía que crear otro personaje, para su pequeña compañía de animación. Cuenta la leyenda que, en 1928, fue en un “viaje en tren que tuvo la inspiración para un nuevo personaje animado”. Viajemos pues en ese “Tren” pero iremos en otro sentido.

Por aquellos años la compañía naranjera de Pedro Montsonis estaba creando publicidad para introducir su producto en el mercado británico. Una de sus carteles es el de dos abejitas.

Pero tenemos otra versión con dos ratoncitos. “Greede Myce” dice el letrero. Por la cercanía de las fachas lo razonable es pensar que el señor Montsonis tomó prestado el celebérrimo ratoncito Mickey Mause para su campaña publicitaria. Pero, en aquel entonces, los cortos animados de Mickey apenas habían comenzado a extenderse por los Estados Unidos. Las sospechas son razonables. El señor Disney conoció aquel diseño de la publicidad de naranjas y se lo apropió. El simpático Mickey como su creador, podrían ser valencianos de adopción. La investigación sigue en marcha. ¿De qué año exacto es aquel diseño de los Mickeis naranjeros?. ¿Pudo el señor Disney visitar en Valencia a su anciana madre biológica?.

Por los azares del destino, la capital del Turia posee otra curiosa conexión con este mundo de fantasía. La compañía Disney es hoy en día una corporación ultra-capitalista. Su romanticismo murió hace décadas. Ha construidos un buen puñado de parques temáticos por todo el mundo. En ellos, existen cientos de estatuas de sus celebérrimos personajes. Pero en los jardines de Viveros hay una pequeña estatua al pato Donald. De todas las efigies de este planeta que hay a estos personajes esta es la única que no es propiedad de la compañía Disney. Whalter Elias Disney murió un 15 de diciembre de 1966. Tras su fallecimiento los niños valencianos ofrecieron sus donativos en huchas que fueron repartidas por toda la capital. Con estas aportaciones se construyo esta estatua de Donald. A sus pies aún podemos leer

 “A Walt Disney. Los Niños”. El misterio del origen del creador de ese mundo, es ahora un misterio. Solo un árbol, una caja de publicidad de naranjas y dos tumbas, saben la verdad de este cuento…

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