Visita guiada para repasar las vivencias y las relaciones de Luis G. Berlanga con València; descubrir cómo influyó la ciudad en el cineasta, en su carácter mediterráneo y alegre y en esas películas que él mismo definió como “ falleras, pirotécnicas y rodadas sobre la inspiración instantánea del pensat i fet”.
No es de extrañar, por tanto, que la visita comience en la Plaza del Ayuntamiento, bajo su balcón, en el epicentro de nuestras fiestas. Brunchú realizaría la pirotecnia de “ Calabuch” y sus personajes ensalzarían el alma y el ruido de los fuegos.
La siguiente parada transcurre frente al Instituto Luis Vives, donde se revisan los primeros años de formación de Berlanga, quien comenzó a estudiar en los Jesuitas, para pasar después por el colegio femenino del Loreto y acabar en el Luis Vives.
Más tarde se matricularía en la Facultad de Filosofía y Letras para poder jugar en su equipo de fútbol.
En la modernista Estación del Norte, se recordará el periodo militar de Luis G. Berlanga, quien forzado por las circunstancias se vio obligado a enrolarse en la División Azul. Desde la Estación de Castellón tomaría un tren a San Sebastián para emprender el viaje a Rusia. Más tarde, desde la misma Estación del Norte de València un tren a Cartagena le llevaría a hacer el servicio militar.
Junto a la Estación, se ubica la Plaza de Toros. Las reinterpretaciones simbólicas del toro se encuentran en “ Bienvenido Mr. Marshall” , “ Calabuch” , “ La Vaquilla” , “ Patrimonio Nacional, “ París- Tombuctú” .
En la Calle Ribera y el Paseo de Ruzafa se recuerdan las míticas cafeterías de entonces que abrían la modernidad a la sociedad valenciana de la época. Berlanga solía reunirse en estos lugares para idear, escribir guiones y hablar sobre futuros proyectos.
No muy lejos, en la misma Plaza del Ayuntamiento, está el Edificio Rialto, actualmente sede de la Filmoteca. Fue allí, en el cine del mismo nombre, donde Berlanga decidió dedicarse al séptimo arte, tras el visionado de la película Don Quijote de Georg Wilhelm Pabst.
Berlanga vivía al lado del Rialto, en el ático del edificio “ Martí- Alegre” , donde se ubicaba el antiguo Hotel Londres, propiedad de su familia. Es precisamente en este punto donde se repasan algunos de los datos familiares que marcarían su infancia y adolescencia.
El valencianismo de Berlanga también se explica muy cerca. En la misma Plaza del Ayuntamiento, esquina con la calle San Vicente, se encontraba entonces el Bar Torino, donde se fundaría el Valencia Club de Fútbol.
En la calle San Vicente, donde nace la calle San Fernando se encuentra la librería anticuaria Rafael Solaz, en la que Berlanga encontraría muchas de sus joyas literarias.
Desde allí, paseando frente al Mercado Central de València, que le dedica uno de sus pasillos, se llegará hasta el Palacio de Forcalló, sede del Consell Valencià de Cultura al que Berlanga perteneció desde diciembre de 1985 hasta enero de 1998.