La concejala afirma que “la intervención en la muralla es el proyecto patrimonial más importante de la ciudad en la época de la democracia”
Las excavaciones arqueológicas y la rehabilitación de la muralla islámica que el Ayuntamiento de València realiza en la plaza del Ángel, en el barrio del Carme, han sacado a la luz unos 15 metros de la bóveda superior del foso, un tramo de pavimento original del siglo XI, de la misma época constructiva que la propia muralla, y enterramientos infantiles del siglo XIII. La concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello, ha afirmado que “la intervención en la muralla islámica es el proyecto patrimonial más importante de la ciudad de València en toda la época de la democracia y, probablemente, con anterioridad”.
Tello se ha congratulado de una intervención “que no para de darnos sorpresas, que no para de sacar a la luz información interesantísima de nuestra ciudad y refuerza la buena idea que fue apostar por este proyecto porque podemos aclarar muchas cosas de nuestra historia”. Para Tello, “ya hace tiempo que el equipo de arqueólogos nos dijo que, en breve, tendríamos hallazgos muy interesantes y son justamente los que hoy hemos venido a visitar”.
En este sentido, la concejala ha avanzado que “nos hemos encontrado con una serie de enterramientos de niños entre la muralla y la barbacana. Esto no estaba previsto. Las teorías arqueológicas apuntan que son hallazgos del siglo XIII y que corresponderían a la población musulmana que, dado que la ciudad estaba asediada por las tropas de Jaume I, no podría salir a enterrar a los muertos extramuros de la ciudad. Así que aprovechaban esta zona protegida entre la muralla y la barbacana para llevar a cabo estos enterramientos infantiles. Es una noticia que no teníamos prevista pero que es interesantísima”.
El foso cubierto
La concejala ha informado, igualmente, de la aparición del foso cubierto de la muralla. La edila ha explicado que “el foso cubierto es la bóveda que se hizo en el siglo XV sobre la antigua fosa y a través de la cual se canalizaron las aguas residuales de la acequia de Rovella. Dado que eran aguas residuales, y para evitar los olores, en aquella época se decidió cubrirlas con una bóveda”. Hasta el momento, se han localizado unos 15 metros de la bóveda superior del foso cubierto, que se encuentran en muy buen estado de conservación. Próximamente se procederá a la excavación del interior de forma que se pueda ver de forma completa.
Ya en época cristiana, el foso cubierto de la muralla perdió su función defensiva y pasó a ser un colector urbano que se alimentaba de la acequia de Rovella y de la acequia de Favara. También era habitual que el vecindario utilizara el foso como vertedero y lanzara basura y animales muertos, por lo que el Consell de la ciudad mantenía vigilancia continua e imponía sanciones a los infractores. Además, el último sábado del mes se dejaba correr el agua de la acequia de Rovella para limpiar la canalización, arrastrar los desechos y evitar los malos olores. Con el paso de los años, y para evitar las molestias, se optó para cubrir el foso con una vuelta para garantizar el paso del agua y poder construir encima nuevas edificaciones.
Los restos localizados corresponden a esta canalización, que estuvo en funcionamiento hasta el inicio de la construcción de las cloacas modernas, a finales del siglo XIX. Este colector, que ya ha sido localizado también en otros puntos de la ciudad, podría permitir la recuperación de objetos abandonados a lo largo de los siglos.
Pavimento del siglo XI
En la excavación también se ha localizado pavimento original del siglo XI, formado por una capa de tierra y grava compactada, que ha aparecido al nivel del paso de ronda que recorría en paralelo en toda la muralla por la zona de intramuros. El pavimento, que es de la misma época que la muralla, se conservará y restaurará y quedará visible en el proyecto museográfico definitivo.