Valencia – La brisa del mar, el galope sobre la arena y el eco de una tradición que se remonta a más de un siglo. Así ha arrancado este martes en la playa de Pinedo la primera jornada de las Corregudes de Joies, una cita que, más que una competición ecuestre, es un ritual que une historia, cultura y comunidad.
Durante tres días, jinetes y amazonas procedentes de distintos municipios se medirán en carreras de 700 metros sobre la arena, montando a pelo, sin silla de montar, tal y como lo hicieron los agricultores que dieron origen a esta costumbre hace más de 140 años. El premio sigue siendo el mismo: la “joia”, un pañuelo de seda sobre una corona de laurel, que antaño se entregaba a la mujer amada como símbolo de triunfo y devoción.
Un símbolo de identidad para Pinedo
El Ayuntamiento de Valencia ha subrayado que las Corregudes de Joies son “un símbolo del arraigo de las fiestas tradicionales en las pedanías de la ciudad”. La prueba coincide con la Festa Grossa de Pinedo, en honor a la Virgen del Rosario, lo que convierte a la localidad en un hervidero de vecinos y visitantes que se congregan en la playa para disfrutar de un espectáculo único.
La competición se disputa bajo el formato de “todos contra todos”, con salidas vibrantes que arrancan cada tarde a partir de las seis. El público, situado a pocos metros de la pista improvisada sobre la arena, sigue con expectación cada galope, animando a los participantes y reviviendo una estampa que ha sobrevivido al paso de generaciones.
De la tradición agrícola a la Fiesta de Interés Turístico Provincial
El origen de esta prueba está ligado a la vida agrícola del litoral valenciano. Los campesinos, tras las duras jornadas de trabajo, organizaban estas carreras como desafío amistoso. El premio, más que un trofeo, era un gesto de amor: un pañuelo de seda que, en manos del ganador, terminaba adornando los cabellos de la mujer elegida.
En 2022, la Generalitat reconoció oficialmente esta tradición como Fiesta de Interés Turístico Provincial, valorando no solo su relevancia cultural y social, sino también su capacidad para fomentar valores como el esfuerzo, la camaradería, la disciplina y el respeto hacia los animales y el medio ambiente.
Una fiesta que mira al futuro sin perder sus raíces
Hoy, las Corregudes de Joies mantienen su esencia, pero se han adaptado a los nuevos tiempos. La organización vela por la seguridad de los caballos y de los jinetes, mientras que la playa se convierte en un escenario abierto donde tradición y turismo se dan la mano.
Cuando el sol empieza a caer y la luz dorada acaricia la arena de Pinedo, cada carrera se vive como si fuera la primera y la última. Porque aquí, en esta playa de Valencia, no solo se compite por un pañuelo: se compite por mantener viva una historia que late al ritmo del galope.