El ferrocarril Carcaixent-Dénia, reconocido como el trazado ferroviario de vía estrecha más antiguo de la península ibérica, comenzó sus operaciones en 1864, siendo una obra crucial para el desarrollo económico y social de las comarcas de Valencia. Su inauguración marcó un antes y un después en el transporte de productos agrícolas y en la comunicación entre las comarcas interiores y el litoral.
Historia y Evolución
Originalmente operado mediante tracción animal, con hasta 30 caballos tirando de los coches, este ferrocarril facilitó enormemente el comercio regional. Los cambios significativos llegaron en 1880 cuando se extendió hasta Dénia y un año después se introdujeron los coches a vapor, ampliando su capacidad para incluir el transporte de pasajeros.
A lo largo de los años, el ferrocarril pasó por varias manos hasta que, en 1942, se convirtió en propiedad estatal bajo la administración de EFE y posteriormente de FEVE. Sin embargo, la falta de inversión y el auge del transporte por carretera llevaron a su declive y cierre final en 1974.
Transformación en Vía Verde
En una emocionante vuelta a sus raíces, el antiguo trazado del ferrocarril Carcaixent-Dénia está siendo transformado en una vía verde, destinada al disfrute de peatones y ciclistas. Este proyecto busca proporcionar una alternativa sostenible y saludable al uso de vehículos a motor, conectando las localidades de Carcaixent y Dénia a través de un paisaje cultural y naturalmente rico.
Avances y Futuro del Proyecto
Actualmente, parte de la ruta ya ha sido desarrollada bajo el Programa de Caminos Naturales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La Mancomunitat de La Ribera Alta, con el apoyo de la Generalitat Valenciana y los municipios por los que pasa el recorrido, ha jugado un papel crucial en este renacimiento. El proyecto está previsto para finalizar en 2023, cuando se complete la conexión con la Vía Verde de la Safor en Gandía y Oliva, y la Vía Verde de Dénia.
Conclusión
La reconversión del ferrocarril Carcaixent-Dénia en una vía verde no solo preserva la memoria histórica de una de las primeras vías ferroviarias de la península, sino que también ofrece a la comunidad una forma de reconectar con su entorno a través de una ruta accesible y ecológica. Este esfuerzo de revitalización simboliza un puente entre el pasado industrial y un futuro más sostenible, demostrando cómo infraestructuras históricas pueden adaptarse a necesidades contemporáneas y ambientalmente conscientes.
