Valencia oculta
El cauce del Turia, ubicado en el corazón de Valencia, cuenta una historia de resiliencia y transformación que ha marcado profundamente la identidad y el paisaje urbanístico de la ciudad. Lo que hoy se conoce como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo arquitectónico que deslumbra a visitantes de todo el mundo, tiene sus raíces en un evento catastrófico que sacudió Valencia a mediados del siglo XX: la gran riada de 1957.
Antes de que el Turia fuera reconfigurado y su cauce principal desviado al sur de Valencia, el río jugaba un papel crucial en la vida de los valencianos, siendo durante dos milenios la principal fuente de vida de la región. Su ubicación estratégica facilitó el asentamiento y el florecimiento de Valencia desde tiempos romanos, cuando la plaza de la Virgen era una isla fluvial en su cauce. A lo largo de los siglos, el Turia no solo nutrió la famosa Huerta de Valencia sino que también desafió a sus habitantes con frecuentes y devastadoras riadas.
La tragedia de 1957, en la que más de cien personas perdieron la vida debido a las inundaciones, fue un punto de inflexión. Esta catástrofe no solo evidenció la vulnerabilidad de Valencia ante la fuerza de la naturaleza, sino que también impulsó a las autoridades a buscar una solución definitiva para evitar futuros desastres. La decisión fue audaz y transformadora: desviar el curso del río Turia al sur de la ciudad, una obra concluida en 1973 que, sin saberlo en aquel momento, sentaría las bases para la creación de uno de los proyectos urbanísticos más ambiciosos y simbólicos de Valencia.
El antiguo lecho del río, una vez escenario de destrucción y pérdida, fue objeto de un intenso debate sobre su futuro uso. La presión ciudadana, bajo el lema “El lecho es nuestro”, fue decisiva para evitar que el espacio se convirtiera en un área de especulación industrial e inmobiliaria. En 1976, se logró la cesión al ayuntamiento con el objetivo de transformar el viejo cauce en un gran parque urbano, un pulmón verde que atraviesa la ciudad.
Al final de este renovado espacio verde, el gobierno socialista de Joan Lerma vislumbró la oportunidad de crear un centro que fusionara ciencia, cultura y turismo. Este proyecto inicial fue el germen de lo que, con el tiempo y bajo la gestión posterior del Partido Popular, se expandiría hasta convertirse en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Inaugurada a finales de los noventa, esta obra no solo ha sido un motor de desarrollo y atracción turística para Valencia, sino también un emblema de su capacidad para reinventarse tras la adversidad.
Sin embargo, este ícono de modernidad y progreso no está exento de críticas. Para algunos, la Ciudad de las Artes y las Ciencias simboliza el desplazamiento de la Valencia tradicional, aquella de la huerta y las barracas que Vicente Blasco Ibáñez inmortalizó en sus novelas. La transformación del paisaje valenciano, marcada por el declive de dos tercios de la Huerta debido primero al desarrollismo franquista y luego al boom inmobiliario, plantea reflexiones sobre el equilibrio entre innovación y conservación.
La historia del Turia y la creación de la Ciudad de las Artes y las Ciencias ilustran cómo Valencia ha sabido convertir un desafío monumental en una oportunidad para el futuro, redefiniendo su identidad y proyectándose hacia el mundo con una visión de modernidad y resistencia.
Cronología: Del Cauce del Turia a la Ciudad de las Artes y las Ciencias
138 a.C.
- Fundación de Valentia por los romanos. La plaza de la Virgen, ubicada en el actual Valencia, era una isla fluvial en el cauce del Turia.
Siglos VIII-XV
- Durante la ocupación árabe y hasta la Edad Media, se mejoró significativamente la gestión del agua en Valencia, lo que permitió el desarrollo de la Huerta de Valencia.
1957
- Octubre: Valencia sufre una de las peores riadas de su historia, con más de cien víctimas fatales. Esta catástrofe evidenció la necesidad de buscar soluciones para evitar futuras inundaciones.
1973
- Se completa el desvío del río Turia al sur de la ciudad, una medida drástica para prevenir inundaciones en el futuro. Este proyecto redefiniría el paisaje urbano de Valencia.
1976
- Bajo el lema “El lecho es nuestro”, los ciudadanos de Valencia logran que el antiguo cauce del río se ceda al ayuntamiento con el propósito de transformarlo en un espacio verde para la ciudad, evitando su uso industrial o como terreno para especulación inmobiliaria.
Finales de los años 90
- Inauguración de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un proyecto que comenzó con la visión del gobierno socialista de Joan Lerma y que fue ampliado por el Partido Popular. Este complejo se convierte en un símbolo de innovación, cultura y turismo en Valencia.
Post-1990s
- La Ciudad de las Artes y las Ciencias se establece como uno de los mayores atractivos turísticos de Valencia, aunque también simboliza el cambio y la evolución de la ciudad desde sus raíces históricas hasta una era moderna y futurista.
Esta cronología destaca cómo la adversidad y la tragedia pueden dar paso a la innovación y el progreso, transformando el paisaje y la identidad de una ciudad de manera fundamental. La historia de Valencia y el desarrollo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias reflejan un legado de resiliencia y visión de futuro.