‘Abstracte. Un riu d’art’

febrero 2, 2021
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Arte abstracto y naturaleza es una combinación que podrá darse en el jardín del Turia dentro de unos meses, cuando culmine el proyecto del Ayuntamiento de decorar algunos de los puentes y muros con una docena de murales artísticos. La iniciativa pasa hoy por la comisión técnica de Patrimonio para una consulta previa, aunque el encargo del concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, se remonta al pasado 29 de noviembre.

La paralización por la pandemia ha provocado con seguridad la demora, que ahora seguirá dando pasos. Los técnicos no tendrán todavía que fijar un dictamen, aunque lo normal es que se autorice debido a que los soportes de las obras no podrán ser los pretiles protegidos del viejo cauce ni los puentes históricos.

Según la documentación a la que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, la propuesta parte de la asociación Zedre, nacida hace varios años para regenerar espacios públicos a través del arte urbano. Una de sus últimas intervenciones fue en la Marina, en una de las paredes interiores del dique norte, donde permanece un colorido mural de grandes dimensiones. También han utilizado paredes medianeras de edificios, como en el Centro del Carmen, por ejemplo.

En lo que respecta al viejo cauce, la moción de Campillo que autoriza al Organismo de Parques y Jardines a iniciar las actuaciones «considera necesaria» la realización de esta intervención artística, que se denominará ‘Abstracte. Un riu d’art’. Con el propósito de desarrollar la idea y sobre todo que los técnicos de Patrimonio tengan una idea de lo que se pretende hacer, la entidad municipal ha pagado 1.815 euros por el bocetaje de los murales para la fase I del proyecto.

En el expediente no figura ninguna otra obra más allá de la docena citada. Se trata de intervenciones firmadas por Sandra Betancort, Álex Marco, Rubén Viard, AALL (Aarón Fliu y Lluís Salvador), Cap i Cabrera, Antonyo Marest, Rubén Tortosa, Roice183, Nico Barrios, Zurik1, Ángel Toren y Kaufman.

Cada uno de estos murales tiene ya su ubicación definida, que se amplía también a las fachadas de pequeñas construcciones. Empezando desde aguas arriba hasta la desembocadura, se sitúan en el puente 9 d’Octubre, un muro en un tramo anterior al puente de Campanar, otro pegado a un campo de fútbol en la misma zona y otro en las paredes exteriores de unos vestuarios deportivos.

La relación sigue con la base del puente de Ademuz, los vanos y pilares de una pasarela peatonal entre el paseo de la Pechina y Nuevo Centro, así como la base del Pont de Fusta. Finalmente, en una caseta de jardinería entre el puente de la Trinidad y el del Real, junto con otra en las inmediaciones el puente del Real y la base del puente de las Flores. En las escaleras de un mirador justo enfrente del Palau de les Arts se pondrá también uno de los murales, mientras que el último se situará en cuatro muros de la base del puente de Monteolivete.

Como se ha dicho, la voluntad de la asociación es ayudar a la recuperación de espacios públicos. Algunos de estos lugares tienen abundantes pintadas por actos de vandalismo, así como manchas de humedades por la rotura de tuberías que pasan por debajo de los puentes o, en el peor de los casos, suciedad al ser utilizadas la paredes como urinario. La entidad añade otro elemento al programa y es la bicicleta, el vehículo óptimo para audir a los 12 lugares en el jardín del Turia.

La documentación enviada a la comisión de Patrimonio no indica el presupuesto de la obra ni los plazos. Sí señala que el festival se celebrará este año, aunque con los tres meses de paralización no está claro este extremo. En cuanto al uso de la bicicleta, en la página web de la organización se invita a realizar un recorrido de 13 kilómetros desde el centro de Valencia hasta la Marina, haciendo paradas en algunos de los murales pintados.

Así, se citan algunas de las 29 obras de artistas como Disneylexya, Stillnoir, Abel Bael, Mai Hidalgo, J Letso, Marcus Gomad, Danae Brissonet o Edu Bermejo. «La variedad de propuestas es muy diversa, con intervenciones que van desde el graffiti hasta la ilustración o la abstracción», se indica en la presentación, para añadir que «València al Mar es la la primera ruta de arte urbano o street art originaria de ZEDRE Art & Bikes, la razón por la cual empezó a moverse este proyecto de renovación de los espacios públicos con el arte. Nuestras rutas están diseñadas para interactuar con ecosistemas de la ciudad».

«La ruta está creada para realizarla en bicicleta por ser el vehículo idóneo para desplazarse por la ciudad dado el clima y el tamaño de Valencia. El recorrido comprende algunos barrios como el Carmen, el Cedro y el Cabanyal, así como la Marina», afirman.

El punto de partida de esta asociación, comenta, es la «dinamización cultural a través de intervenciones murales en el barrio del Cedro. Siendo la colaboración con vecinos y comercios de la zona vital para haber conseguido convertir una de sus calles, la calle Zarra, en un museo de arte urbano, con 20 obras de artistas locales, nacionales e internacionales por el momento».

En síntesis, lo que se pretende es la suma de cinco objetivos, como son la sostenibilidad ambiental, la divulgación, la educación, la reactivación de la economía en zonas degradadas y la apertura de nuevos espacios. En el caso del jardín del Turia, en algunos de los tramos ya hay esculturas, como enfrente del Museo de Bellas Artes o en la zona que discurre a lo largo de la Ciudad de las Ciencias. Aún así, es la primera vez que se plantean murales de este tipo, sobre todo para realizarlos de manera conjunta. La previsión que aparece en el documento es que en apenas una semana están acabados, todos con pintura plástica y esprays como productos.

La intervención necesitará mantenimiento continuo, debido a los actos de vandalismo que se producen, tanto en los pretiles como en los puentes históricos. El Consistorio realiza de manera periódica la limpieza de la pieza, manchada con las pintadas. En la Marina se hizo también una explanada a modo de mural, aunque en el cauce no hay ningún ejemplo de esto.

Ejemplo del beneficio que causan estas intervenciones es la historia de una de las obras. «Hace años, los pacientes oncológicos que ingresaban en el Hospital La Fe veían desde las ventanas de sus habitaciones el anuncio de una funeraria en la fachada del edificio de enfrente. Los padres de uno de los niños ingresados iniciaron una campaña para que desapareciera», relatan. El resultado fue la pintura de un niño con capa de superhéroe y un lazo dorado en su espalda, símbolo de la lucha contra el cáncer, con el lema «Sois héroes».

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