Muchos aficionados que accedieron el pasado sábado a Mestalla para ver el primer partido de Liga entre Valencia y Real Sociedad se sorprendieron por una medida impuesta por el club este año: no se puede comer pipas en el estadio.
Poco antes del arranque de la temporada, el Valencia C.F. anunció esta nueva medida que cambiará una de las costumbres más arraigadas entre los aficionados en Mestalla.
El club explica que la decisión busca garantizar la salubridad en las gradas, ya que las cáscaras que se arrojan al suelo generan problemas de limpieza, obstrucción de tuberías y molestias a los vecinos durante los días posteriores a cada partido.
De este modo, Mestalla se suma a la tendencia de otros recintos deportivos como el Martínez Valero de Elche, que tomó la misma medida el pasado mes de mayo, o El Sardinero, en Santander, que cuenta con una prohibición similar desde 2019.
En el caso del Reale Arena en San Sebastián, donde juega la Real Sociedad, se implementó un sistema de recogida de cáscaras con recipientes y reciclaje para producir abono orgánico en lugar de prohibir.
La medida, que ya ha entrado en vigor, ha despertado reacciones entre la afición y vendedoras externas al estadio, donde es habitual comercializar este tipo de snack.