Parece una postal. El lago o piscina natural de Chulilla, conocido como el «Charco Azul», es de visita obligada desde que se instaló la plataforma a modo de embarcadero.
Por aquí transcurren las aguas del río Turia que luego llegarán hasta Valencia, pero sin punto de comparación con la calma y paz que aquí se respira. Quizás en los meses de verano, cuando se llena de curiosos para hacer fotos y recorrer la plataforma, no lo es tanto. Pero sigue siendo una obligación venir por aquí para contemplar el paisaje.
¿Cómo llegar al Charco Azul?

Para visitar este rincón natural, primero debes llegar al pueblo de Chulilla (Valencia). Si sales desde Valencia capital, toma la autovía CV-35 y luego la CV-37 siguiendo las indicaciones hasta Chulilla.
Es recomendable aparcar en las afueras del pueblo, ya que el acceso en coche al casco antiguo está restringido y puede ser complicado encontrar estacionamiento, especialmente los fines de semana o en temporada alta.
La excursión comienza caminando desde la plaza de la Baronía, donde verás bien señalizado el sendero local SL-CV 74, que te llevará hasta el Charco Azul.
El recorrido parte bajando por las estrechas y pintorescas calles del pueblo —como la Calle Santa Bárbara y Las Cuevas— siguiendo siempre las señales hacia el cañón del río Turia. A medida que desciendes, verás huertas tradicionales y las impresionantes paredes verticales del cañón.

El sendero es lineal y tiene una distancia total de unos 3,5 a 4 kilómetros (ida y vuelta), que se pueden recorrer en aproximadamente 1 hora y media. Es un recorrido sencillo, apto para toda la familia y muy bien señalizado.
Durante la caminata cruzarás pasarelas de madera y pequeños puentes sobre el río. Antes de llegar al Charco Azul, pasarás por un curioso arco natural en la roca conocido como «El Arco», así como por pequeñas zonas de baño.
El baño está permitido en esta zona. Si vienes hasta Chulilla, no olvides que es uno de los pueblos más bonitos de Valencia y su ruta de los puentes colgantes, una de las más visitadas.