El ninot que sobrevivió al fuego y a la guerra: una madre valenciana en las Fallas de 1936

julio 6, 2025
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Entre todas las imágenes que ha dado la historia de las Fallas, pocas transmiten tanta ternura, humanidad y simbolismo como la que aquí contemplamos: una madre valenciana dando el pecho a su hijo, vestida con traje regional, sentada en silencio mientras el bullicio festivo la rodea.

Esta figura, hoy conservada en el Museo del Ninot, fue el ninot indultado en 1936, justo antes de que estallara la Guerra Civil. Su historia, su contexto y su salvación merecen ser contados con detalle, porque este ninot no solo sobrevivió al fuego… también sobrevivió a un país que se incendiaba.


🔥 Fallas de 1936: una fiesta en la antesala del conflicto

Las Fallas de 1936 fueron las últimas celebradas antes del inicio de la Guerra Civil Española, que estallaría apenas cuatro meses después, en julio. A pesar del ambiente político tenso y polarizado, la ciudad de Valencia vivió aquel marzo con entusiasmo, sin saber que sería el último gran festejo antes de años de oscuridad.

Ese año, la falla de la Plaza del Mercado presentó un conjunto que destacaba por su delicadeza artística y contenido social. Su autor fue el artista fallero Vicente Benedicto Baró, y entre sus escenas figuraba este grupo escultórico que llamó la atención del jurado y del público: una madre amamantando a su bebé, representada con una naturalidad conmovedora.


🏆 El primer ninot indultado que retrata la maternidad

El ninot fue elegido por votación popular para ser indultado del fuego, una tradición que, aunque ya existía desde 1934 de forma no oficial, se institucionalizó a partir de ese momento. La figura, tallada con maestría y cargada de simbolismo, fue salvada y pasó a formar parte del fondo patrimonial del incipiente Museo del Ninot, que entonces se estaba gestando como una forma de preservar lo mejor del arte efímero fallero.

La escena era tan realista que muchos valencianos se referían a ella como “la Mare que dona el pit”. No era una escena mitológica, política ni satírica, como tantas otras fallas de la época, sino una estampa humana, cotidiana y universal: el acto de amamantar como símbolo de vida, protección y ternura.


✍️ La dedicatoria de Vicente Benedicto

En la base de la fotografía aparece una dedicatoria escrita a mano por el propio autor:

“A mi buen amigo D. Antonio Gómez, un recuerdo de este ninot que fue el único que se salvó del fuego por su pago en pesetas.
Vicente Benedicto
Marzo de 1936.”

Este detalle confirma algo esencial: fue el propio artista quien pagó para salvarlo del fuego, una práctica común en algunos casos cuando no existía una compra institucional clara. Esta acción no solo muestra su aprecio por la obra, sino también su conciencia de estar preservando algo que trascendía lo festivo.


🖼️ Una imagen que se volvió símbolo

La imagen fue tomada por el fotógrafo Torrents, uno de los retratistas documentales más destacados del periodo. Gracias a él, hoy conservamos una estampa nítida y serena de aquel momento, justo antes de que las llamas consumieran el resto de la falla.

Con la Guerra Civil estallando en julio, muchos ninots, archivos y obras se perdieron. Sin embargo, este grupo escultórico sobrevivió, y con el tiempo se convirtió en uno de los símbolos más queridos y visitados del Museo Fallero.


📸


📚 Fuentes históricas:

  • Archivo fotográfico de José Torrents
  • Museo del Ninot de Valencia – catálogo histórico
  • La historia de las Fallas, de J. A. Doménech Romá (Valencia, 1986)
  • Ayuntamiento de Valencia – documentación de indultos previos a la Guerra Civil
  • Fondo Vicente Benedicto Baró – correspondencia y notas manuscritas

Valencia, 1936–2022: la maternidad fallera como símbolo de continuidad y dignidad

Hay imágenes que hablan por sí solas. La que hoy contemplamos —un montaje con dos fotografías tomadas con casi un siglo de diferencia— une dos momentos profundamente humanos y profundamente valencianos: una madre fallera amamantando a su hijo en 1936 y otra haciéndolo en 2022. Dos mujeres, dos épocas, una misma escena de ternura, identidad y orgullo.


🤱 El ninot de 1936: una madre que sobrevivió al fuego y a la guerra

La figura de la izquierda corresponde al famoso ninot indultado en las Fallas de 1936, obra del artista Vicente Benedicto Baró, perteneciente a la falla de la Plaza del Mercado. Representa a una mujer vestida de valenciana dando el pecho a su bebé. Fue salvado del fuego por decisión popular y gracias al propio autor, que costeó su rescate. Hoy se conserva en el Museo del Ninot y es una de las piezas más queridas por el público.

Pero además de su valor artístico, el ninot se convirtió en un símbolo de la maternidad digna y respetada, justo en un tiempo en que España se dirigía al abismo de la Guerra Civil. Aquella escena, serena y sencilla, evocaba lo esencial: el cuidado, la vida, la familia y la cultura popular como refugio en tiempos inciertos.


🎟️ La fallera de 2022: amamantar en público como acto de libertad

La imagen de la derecha fue tomada durante las Fallas de 2022. En ella, una mujer fallera, vestida con el tradicional traje regional, aparece amamantando a su bebé en plena calle, durante la fiesta. No hay provocación ni teatralidad: solo un acto cotidiano convertido en gesto de naturalidad, de normalidad, y también de reivindicación.

En un mundo en el que aún hoy muchas madres son cuestionadas o invisibilizadas por dar el pecho en público, esta imagen representa un paso más hacia la plena integración de la maternidad en todos los espacios de la vida social y cultural, incluida la fiesta más emblemática de Valencia.


🧵 Más allá del tiempo: dos mujeres, una misma fuerza

Aunque separadas por casi 90 años, estas dos imágenes dialogan entre sí como si fueran espejo una de la otra. Ambas muestran a una mujer valenciana con orgullo, con raíz, con sentido de pertenencia, ejerciendo la maternidad sin esconderla, sin disfrazarla, sin pedir permiso.

  • En 1936, fue un artista el que talló en cartón piedra lo que veía en su entorno: madres trabajadoras, lactantes, cuidadoras.
  • En 2022, fue una fallera la que, sin más, siguió la vida mientras seguía la fiesta.

📣 Amamantar no es un acto privado, es un derecho social

El paralelismo entre estas imágenes cobra aún más valor cuando se enmarca en la lucha por la visibilidad de la lactancia materna en el espacio público. En muchas ciudades del mundo sigue siendo tabú. Pero en Valencia, al menos por un instante, se hizo visible con belleza, con tradición, con fallas.

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