Diversas organizaciones valencianas “Contra su falsa justicia y su manipulación: por el poder obrero”
España es un país joven en democracia, una ligera conversación con nuestros mayores es la mejor forma de confirmarlo. Primero vino la transición como soplo de aire fresco y vitalidad política, después nos vimos embaucados por un bipartidismo aparentemente contradictorio, pero que acabó englobando a los dos partidos principales en la misma burbuja que explotaría en 2007 para la desgracia de muchos y los bolsillos de algunos pocos.
Ahora, lo que parecía la regeneración política que marcaría un antes y un después con la irrupción de formaciones como Ciudadanos o Podemos, ha resultado ser otra ilusión bipartidista, y los ciudadanos españoles cada vez miran con mayor desprecio hacia las urnas que humedecían los ojos de las generaciones anteriores. ¿Nos hemos vuelto intolerantes a la libertad? o ¿su libertad se ha vuelto intolerante a nosotros? Parece una chorrada, pero la respuesta es tan simple como decidir entre salir a la calle o volver a esperar otros 4 años.
Hace cinco años desde la última huelga general de trabajadores de este país. Cinco años. Hace cuatro años exactamente desde que compañeros de trabajo, organizaciones e individualidades decidieron marchar a Madrid donde bajo el lema de “Pan, trabajo, techo y dignidad” hicieron temblar los cimientos del silencio mediático e institucional. Cuatro años. Eso sí, no hace ni dos meses de la absolución de la Infanta Cristina o del trato preferencial hacia Blesa y Rato en los tribunales por su comportamiento “intachable”, mientras siguen deteniendo a personas por twittear, componer canciones políticamente “incorrectas” o directamente robar un pan para comer.
Es por esto por lo que este próximo sábado 25 de marzo diversas organizaciones valencianas han decidido juntarse para convocar una manifestación a las 18:00h en la Facultad de Geografía e Historia de la ciudad de Valencia bajo el lema “Contra su falsa justicia y su manipulación: por el poder obrero”. Una movilización que ha contado con agrupaciones politizadas pero sobre todo con organizaciones de los barrios, dedicadas a dinamizar la vida vecinal y cubrir las necesidades que al parecer no pueden cubrirse en la periferia de la ciudad.
Porque nadie puede quitarnos el derecho a salir a la calle, a apoyar a los trabajadores en su día a día cada vez más precario, a ser la voz de los silenciados en este país.